Dalton se desnuda en el vestuario del gimnasio, listo para una sesión de entreno personal con Enzo... muy personal.
Enzo lleva tiempo entrenando, pero necesita un poco de motivación para conseguir sus objetivos. Y siendo un seguidor de las técnicas tradicionales heredadas desde la antigüedad, Dalton sabe lo que Enzo necesita.
Dalton toma a Enzo como su protegido, como los antiguos gladiadores y le dice todo lo que debe hacer para conseguir lo que desea en la sala de pesas.
Pero cuando Dalton ve la palpitante y dura polla de Enzo descubre que lo que más le gusta del gimnasio es ser empotrado por un enorme y musculoso semental. El sentimiento es mutuo, porque el enorme paquete de Enzo y su perfecto culo le ponen la polla igual de dura a Dalton y con ganas de follar.
Dalton le dice lo que tiene que hacer y Enzo mama su rabo, lame sus pelotas y devora su culo, antes de que el musculoso entrenador le devuelva el favor.
Ya desnudo para disfrutar de su tonificado cuerpo y de su polla mientras Enzo cabalga montado encima de su verga, Dalton reclama ese culo como suyo y le empotra contra la pared, embistiéndole incansablemente, bombeando hasta la última gota de semen del bajito pasivo y corriéndose dentro de su culo.
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