Malik no tiene cita concertada, pero Mateo, el empleado de la sala de bronceado le asegura que le va a encontrar un hueco.
Derrochando simpatía con su guapo cliente, le mete en una cabina donde el musculoso chulazo se desnuda por completo.
Allí dentro, caliente por fuera y por dentro, a solas y sintiendo que su polla sin circuncidar empieza a ponerse más y más dura, Malik empieza a masturbarse mientras se broncea bajo los rayos UVA, pero cuando de repente la cabina se apaga antes de tiempo se coloca una toalla alrededor de la cintura y le pide ayuda a Mateo.
Arreglado el problema técnico, la toalla se afloja y cae al suelo dejando la erección de Malik ante de los ojos de Mateo, que sin pensarlo dos veces se pone a mamarla con ganas.
Y aunque al cabo de unos minutos el temporizador de la cabina avisa del final de la sesión, ellos no dan por terminada la suya, porque Malik se sigue follando al empleado por detrás allí dentro.
Mateo cabalga sobre la enorme verga y Malik se lo sigue follando en el suelo hasta que le hace correrse en la postura del misionero, momento en el cual Mateo lame hasta la última gota de la corrida de Malik.
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