Austin acaba de dejar el ejercito y ha estado buscando empleo, pero acaba de descubrir que en una de dichas ofertas ha sido rechazado por culpa de sus tatuajes, así que decide llamar a Sean, un buen amigo y abogado, para saber si eso es legal.
Austin siempre se ha sentido atraído por su trajeado amigo y usaría cualquier excusa para hacerle una visita. Sean ve claro que su amigo podría ganar el caso si demandase a la empresa, pero necesita ver esos tatuajes para estar seguro y poder darle su opinión.
Inspeccionando el cuerpo de su amigo, Sean le pide que le enseñe el tatuaje de la pierna, pero mientras lo hace Austin no puede evitar excitarse y cuando se da la vuelta está empalmado y su dura polla apunta a la cara del abogado.
Sean no es de los que dejan pasar una oportunidad para follar, así que agarra esa polla para mamársela, preguntándole a Austin si le parece bien que siga, a lo que este responde con un sí rotundo.
A partir de ese momento ya no hay quien les pare y Austin está impaciente por tener el enorme rabo de Sean dentro de su culo. Sean lame su ojete antes de desnudarse para que le devuelva la mamada y finalmente empotrarle por detrás.
Al final, los dos se corren en un clímax explosivo, abrazados y dándose cuenta de que todavía tienen pendiente esa asesoría legal.
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