Al grafitero Fernando lo pillan pintando con un spray las instalaciones de un centro comercial y es detenido por el segurata Adam para interrogarle en su oficina.
Fernando ya tiene antecedentes por las dos veces en que le pillaron haciendo lo mismo, pero no le pueden importar menos las consecuencias, así que Adam decide tomar otras medidas con él. Si tanto le gusta plasmar sus opiniones sobre la propiedad privada, no le importará que el segurata le etiquete como su juguete sexual particular y le haga unas fotos para humillarle.
Fernando se hace el duro a medida que Adam le hace las fotos, pero en el fondo está disfrutando la lucha de poder con ese segurata tan buenorro. Adam no tarda en darse cuenta de que a Fernando le gusta ser disciplinado por las malas, así que se saca la polla erecta delante del grafitero.
La tensión sexual explota finalmente cuando Adam besa apasionadamente al joven y le obliga a mamarle la polla para que vea lo que pasa cuando no sigues las reglas…
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