El joven deportista Joey ha tenido una mañana dura de entrenamiento, pero cuando se quita toda la ropa enfadado y se dirige a las duchas no tiene ni idea de que Johnny, el nuevo entrenador, le ha estado vigilando con la intención de oler sus calcetines usados en cuanto pudiese.
Cuando Joey vuelve de la ducha, Johnny se presenta oficialmente, pero no puede apartar los ojos o las manos de los pies del jugador.
Tras oler y chupar los dedos gordos de esos pies, Joey le devuelve el favor al entrenador fetichista y le mama la polla hasta ponérsela bien dura.
Johnny se folla los pies del joven jugador antes de hacerlo con su estrecho ojete y hasta llega a follárselo de pie, aguantándole a pulso entre sus fuertes brazos.
Johnny sigue empotrándole por detrás y Joey se pone de nuevo los calcetines para que el fogoso entrenador disfrute aún más mientras se lo folla en la postura del misionero hasta que se corre.
Johnny alcanza el orgasmo esnifando uno de los calcetines y corriéndose sobre el culo de Joey.
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