Viendo que nadie le abre la puerta principal, el joven repartidor Jack va hasta la parte trasera y mira por la ventana para comprobar si hay alguien en la casa, sorprendido de ver al musculoso Sumner, solo y pajeándose en su cama.
Todavía con esa larga y dura polla en la mano, Sumner le invita a pasar e incluso le ofrece una generosa propina. Es entonces cuando el fogoso niñato abre la puerta corredera y empieza a mamar la polla de su cliente.
Cuando se ha quitado toda la ropa, Jack se tumba de espaldas y echa sus piernas por detrás de la cabeza para que Sumner lama su estrecho ojete.
Después de cabalgar sobre la polla de Sumner, sintiéndola profundamente, Jack se da la vuelta para que se lo folle con ese impresionante rabo a cuatro patas.
Sumner voltea a Jack para follárselo tumbado de espaldas y con las piernas abiertas sobre la cama.
Las cada vez más aceleradas embestidas mientras se masturba hacen que el semen brote y chorree por toda la mano de Jack, que recibe la caliente corrida de Sumner sobre su estómago y un apasionado beso de despedida en sus labios.
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