Mateo está en el gimnasio preparándose para una sesión de entrenamiento en pareja con Edward, que lleva ya un tiempo dándole duro con las pesas, pero quiere ganar mucho más músculo.
Por esa razón, Mateo le ha acogido en su seno -o mejor dicho en su peludo pectoral- y comparte su rutina de ejercicios con él para que el niñato se convierta en todo un chulazo veinteañero. Eso exige trabajo duro y dedicación, pero Mateo no tiene ningún problema con ello, dándole ordenes a Edward por todo el gimnasio.
Durante su sesión de entrenamiento, Mateo descubre que Edward se ha empalmado y su palpitante polla se marca dentro de sus pantalones... ¡Esas hormonas!
La libido de Edward se ha disparado a tope por tanta actividad física y está claro que quiere seguir obedeciendo las ordenes del musculoso y viril semental… mamándole la polla y poniéndole el culo en pompa para que se lo folle con la misma energía con la que levanta las pesas.
Solo que esta vez, en vez de ser un niñato sumiso, Edward le da la vuelta a la tortilla y le enseña a Mateo todo lo que ha aprendido a su lado follándose el uno al otro.
Con los años que hace que nos dedicamos a esto, hemos descubierto que muchos hombres musculosos disfrutan como pasivos, y cuanto más fornidos y grandes son, más fuerte quieren que les follen… ¡¿Por qué será?!
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