El joven Bastian quiere ganar mucho dinero y sabe que nunca podrá pagar lo que el inversor Peter le exige para iniciar tratos, pero también sabe que tiene algo para convencer al implacable hombre de negocios de que es un buen partido.
Tener tanto dinero hace sentir intocables a los hombres como Peter, pero precisamente son esos hombres intocables los que siempre han deseado que Bastian les tocase. Enseguida vio como le miraban cuando hablaban de negocios con él, especialmente en las transacciones en las que él estaba implicado personalmente. Y esas miradas despertaron en él, el mismo apetito carnal por el sexo. Era algo que podía usar como ventaja en esa situación y esos hombres adinerados parecían disfrutar demostrando su poder a través del dinero, así que pronto comprendió que era lo más importante para ellos.
La primera vez que se reúne con Peter en su oficina, ve que es el tipo de ejecutivo que no se anda con tonterías, hay una severidad en su comportamiento que le confiere un aire de autoridad. Por la forma en que lleva a cabo su primera transacción, Bastian solo puede imaginar como lo hará en un intercambio sexual.
Bastian no tiene la cantidad mínima de dinero en efectivo que Peter le exige para empezar a invertir en su nombre, así que echa mano de un bonus añadido al primer pago para facilitar las cosas. Y acostumbrado a ser moneda de cambio de tantos hombres poderosos, ofrecer su cuerpo como bonus ya es algo natural.
Bastian se quita la ropa delante de Peter para mostrarle su cuerpo desnudo, sintiendo como su mirada se clava en él y una ráfaga de calor recorre todo su cuerpo cuando le ve salir de detrás de su escritorio para aproximarse. Tan pronto se afloja el nudo de la corbata y agarra su voluminoso paquete, Bastian sabe que ha aceptado su oferta. Bastian odia admitirlo, pero siente una extraña excitación cuando ve una alianza de oro en su dedo, quedándole claro que está seduciendo a un hombre casado.
Peter se desabrocha los botones de la camisa para exhibir su torso peludo y Bastian cae de rodillas para aflojarle el cinturón y bajarle los pantalones. Enseguida contempla el delicioso y grueso pollón sin circuncidar de Peter saltando como un resorte y apuntando directamente hacia su boca.
La mano de Peter pasa por detrás de la cabeza de Bastian para dejar claro quien manda y los labios del joven rodean firmemente el capullo de ese rabo antes de atragantarse con él desde el instante en que se lo mete hasta el fondo de su garganta.
Como buen ejecutivo, Peter no pierde ni un minuto de su preciado tiempo y le da la vuelta para alinear su enorme rabo con el estrecho ojete de Bastian, de rodillas sobre el otomano y esperando ser empotrado.
Utilizando solamente su saliva como lubricante, Peter embadurna toda su polla y la empuja profundamente dentro de Bastian. Su grosor abre por completo el ojete cerrado del sumiso pasivo, que arquea su espalda para acomodarla en su interior.
Cabalgando sobre esa enorme verga o tumbado de espaldas sobre el otomano, las continuas embestidas de Peter le obligan a gemir y a dar grandes bocanadas de aire, sintiendo como el placer va en aumento para ambos, conduciéndoles al orgasmo.
Con el vientre cubierto de semen caliente, Bastian no tiene más remedio que admitir que nunca se cansa de esta línea de trabajo...
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