La atracción física trasciende el lenguaje cuando el carpintero Mateo y el electricista franco-canadiense Trainor coinciden en la misma obra de construcción.
Sus flujos de trabajo entran en conflicto y cada uno de ellos se siente pisoteado por el otro constantemente, pero al final de la jornada prevalece la camaradería y los guapos obreros expresan la atracción que se ha estado cociendo a fuego lento durante todo el día.
Puede que Mateo no hable demasiado francés, pero unas sugestivas palabras hacen que la tensión sexual se ponga a hervir y responden con un versátil y apasionado polvazo en la obra, donde los dos follan y son follados.
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